miércoles, diciembre 17, 2008

El oráculo de Guerrero ( Selección )


El Guerrero Despierta

En el horizonte, el límite entre el Cielo y la Tierra se desdibuja. En el horizonte, es imposible discernir.Antes de mirar la puesta de Sol, me siento en una firme roca.

Has estado viviendo en lo irreal. Tu existencia se ha desarrollado sobre lo inexistente. Careces de base. Estás en el aire. Todo este tiempo has vivido pensado que las cosas eran de una manera. Has actuado en concordancia a ello y está bien. Pero en el Camino del conocimiento, el Guerrero debe penetrar más y más profundamente en sí mismo y su vida. En el Camino del conocimiento, el Guerrero debe morir para luego renacer fulgurante.

En este tiempo de despertar. Bruscamente has tomado conciencia de lo frágiles que eran tus creencias. Lo que antes eran tus pilares son ahora solo vestigios. El altísimo te ha jugado la vieja broma de sacarte la silla cuando ibas a sentarte como todos los días. Te has golpeado, has sentido dolor y esto también está bien. Si hubieses caído sobre algo mullido, no le hubieras dado mayor importancia. Pero la verdad es que aterrizaste a otra realidad. Estás desconcertado. 

Tu conciencia obnubilada. No entiendes nada de lo que pasó. Sientes que has perdido el tiempo hasta ahora y hasta sentirás vergüenza por lo que antes hiciste. Restrospectivamente, te verás como alguien dedicado a cosas fútiles.

El dolor ciega. Aunque no lo entiendas ahora, lo que te ha ocurrido es algo maravilloso. Ya no eres el mismo de hace unos momentos atrás y, si eres lo suficientemente sabio, nunca volverás a serlo. Otras cosas importarán ahora, otras montañas habras de subir. Otros Demonios enfrentarás, otros hermanos caminarán contigo. Vive tu nueva vida, mira con tus nuevos ojos. Sin embargo, prepárate a renacer. Nuevamente. Sólo así podrás llegar al final del camino. 

El Guerrero corta las cadenas

Durante largo tiempo has sido esclavo de tu debilidad. Hay una tarea delante de ti. Sabes que debes hacerlo, pero lo has estado postergando. Ya sea porque será doloroso, o porque te sientes incapaz de hacerlo. Pero no puedes dejar de oír tu voz interior. En algún momento deberás tomar las riendas del carruaje. Así es que asume tu condición de Guerrero y cumple con tu deber ahora. Es un acto ciego, sin arrepentimiento posible una vez iniciado. No prestes atención ni a tu comodidad, ni a tu pereza ni a tu indulgencia. Menos aún a los ignorantes de piel mustia y mirada opaca. Blande el hacha y corta las cadenas. Sólo entonces serás liberado.

El Guerrero vigila

Un verdadero Guerrero está siempre vigilante, siempre alerta, al acecho. Debes mantener tus ojos bien abiertos para poder mirar a tu interior. Vigila que tu corazón esté siempre limpio, libre y liviano. Observa el rumbo que está tomando tu vida en este momento. ¿Vas a dónde quieres? ¿O simplemente eres arrastrado? ¿Cuánto de ti has entregado? ¿Cuánto has transado? ¿En qué cosas impórtantes has claudicado? ¿Qué sentido tiene lo que estás viviendo ahora? ¿De qué manera se relacionan con el pasado? ¿Cuáles serán las consecuencias en el futuro? ¿Sigues manteniendo la dignidad de todo Guerrero? ¿Es tu corazón aún tierno y bondadoso? ¿Es tu espíritu tan gélido como para saltar al vacío?

Un parpadeo basta. Y estarás a miles de millas de tu hogar . ¿Eres feliz?

El Guerrero Combate

Los primeros rayos del sol llegan a la playa. Los ejércitos se han ordenado y todo está listo. La batalla se desencadenará de un momento a otro. No existe alternativa. Debes combatir.

Al hacerlo, pon todo tu espíritu corazón y cuerpo en ello. Lucha centrado, unificado, alineado Lucha incansablemente, día y noche si es preciso. Mantente vigilante a las cuatro direcciones. Confia en el animal que vive en ti. La batalla tendrá sus valles y sus cimas, sensibilízate y adáptate a ello.

Una vez avanzar y otra retroceder. Una vez atacar y otra defender. Disgrega a tu adversario, atácalo mientras inspire. Avasállalo, no le des tiempo de reordenar sus ejércitos. Cambia permanentemente tus estrategias. Ataca a lo alto y luego a lo bajo y después al medio. Varia el ritmo de tus ataques. Una vez rápido y otra vez lento. Una vez lento y otras vez inmóvil.

Sé un continuo cambio de un animal a otro, de un elemento a otro. Agua contra roca. Fuego contra metal. Madera contra tierra. De esa manera, jamás podrás ser encasillado en patrón alguno y por lo tanto, serás imbatible. Sigue a tu espontaneidad y mantente en estado gaseoso. Que tu adversario no sea capaz de tocarte, pero que sienta el poder de tus golpes. Usa tus manos, tus pies. Tus codos y tus rodillas. Esquiva, luego contraataca. Adelántate a sus movimientos y neutralízalos antes de que comiéncen a gestarse. Déjalo pasar y luego cae sobre él. inutiliza sus armas. Acorta la distancia, ataca y luego sal de su radio de acción.

Lucha con todos los bríos de tu juventud. Pero más importante que todo lo anterior es combatir sin ira. Si el salvajismo y la crueldad se apoderan de ti, no importa lo que hagas, estarás perdido. Te convertirás en aquello que combates, y el lado oscuro tendrá un nuevo adepto entre sus filas. Así es que empuña tu sable y entra en batalla. 

Luego de vencer, retírate en silencio. Nada hay por lo que alegrarse. Nada hay que festejar. La muerte siempre trae lágrimas aparejadas. Lágrimas por el que algún día fue tu hermano y debió morir a manos tuyas porque el destino así lo quiso. No porque tú lo quisiste. Nunca olvides eso.

El Guerrero se dedica por completo

Sólo hay una forma de hacerlo: dedicándote por completo. Haz un corte transversal en tu vida y examínala. Hay dos tipos de cosas: las útiles y las inútiles. Abandona todo lo superfluo y quédate con lo importante. Examina lo importante. Elige ahora lo realmente importante. Será evidente que debes dedicarte a una tarea en particulár. Para ello, reúne tus ejércitos, respira hondo y salta. Concéntrate en tu objetivo y nunca lo pierdas de vista. Sumérgete en lo que tienes que hacer y dedícate con disciplina guerrera a ello. Trabaja día y noche, con tesón y voluntad inquebrantable. Descansa lo necesario, reposa unos instantes y sigue adelante. No descuides, sin embargo, tu vida. Debes dormir bien y comer sanamente para seguir adelante.

El Guerrero disfruta del vino y las mujeres

Una vez retener y otra vez soltar. Una vez contener y otra vez liberar. Ahora es el tiempo de desbocarse, de derrochar los placeres, no de escatimarlos.

Bebe el vino y emborráchate en compañía de tu hermano del camino. Siente el vértigo de la noche que te llama a extraviarte en ella y sus mil oscuras caras. Recorre las calles y vuelve a tu alcoba noche tras noche. Disfruta con la compañía de tu bella y voluptuosa mujer. Vive cada orgasmo como si fuera el último, disfruta tus encuentros con cada centímetro de piel. Embriágate del perfume que emana de tu compañera y enróllate en su cabellera. Goza de tu desnudez y del sol bañando tu sexo.

Prueba cada manjar que se presente ante tu boca y saboréalo pues es único en el mundo. Llega al límite en que la fuerza centrífuga tienda a lanzarte despedido de esta realidad.

Pero durante tu enajenación, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio. Eso significará para ti el puente entre la muerte y el control del carruaje cuando hayas llegado al borde del precipicio. Una vez retener y otra vez soltar. Una vez contener y otra vez liberar. Luego deberá venir el tiempo de sentarse y reorganizar los ejércitos. Sólo así podrás seguir en la senda.

El Guerrero se sienta

Es momento de dejar de actuar. Sal de la vorágine de la vida y haz un espacio para meditar. Mantente inmóvil, aquieta tu espíritu. Busca la soledad. Sólo así podrás ver con claridad. Ha habido mucho movimiento hasta ahora. Los caballos están desbocados, el remolino ha girado incesantemente. Yergue tu columna, concéntrate en el bajo vientre, relaja tu cuerpo, observa tu respiración. expándete. Cierra los ojos y haz el silencio: Conéctate con la Tierra, sintiendo el cordón umbilical que los une. Cobíjate en el vientre de tu Madre. Reposa, descansa, medita. Luego ve y actúa si es preciso.

El Guerrero protege

Alguien necesita ayuda. Está ante un peligro y no sabe cómo enfrentarlo. Tal vez ni siquiera sabe el riesgo que corre. Es tu deber tomar parte en el combate. No puedes desentenderte. El no será capaz de hacerlo por sí mismo. Es muy joven, muy débil para hacerlo. Así es que es tu deber ayudarlo. No recibirás nada a cambio y arriesgarás mucho. Pero hazlo de todos modos. Y no te sientas demasiado bueno por ello. Simplemente estás cumpliendo con tu deber. Actúa. Protege. En silencio.

El Guerrero impide el paso

Ya es suficiente. Has esperado por un  tiempo prolongado. Te has abstenido de actuar esperando que las cosas retomaran su curso natural. Pero no lo han hecho. Así es que debes actuar. Esa persona ha avanzado más allá de lo debido. Ha pasado por encima de todos, ha pisoteado todas las dignidades que se le han atravesado por delante. Muchas lágrimas y frustraciones ha dejado tras de si y no siente arrepentimiento alguno.